
Puede que yo sea una persona a la que le afectan poco cierto tipo de noticias. Creo que la gente se alarma mucho y se olvida pronto. Nadie recuerda ya las vacas locas, aquella remesa de Coca-cola tóxica o el aceite de colza. La gripe aviaria lleva años actuando y nadie sabe nada de ella. El problema es que ahora, como novedad, se ha dejado ver en nuestros lares. Quizás haga falta que llegue a Europa un poquito de fiebre amarilla, dengue, malaria o paludismo. Seguro que así comenzarían a fabricarse antídotos, vacunas, remedios y medicamentos. La histeria sólo se produce cuando la noticia está a la vuelta de la esquina. Si muere alguien de tu ciudad comienza a preocuparte, y si mueren miles en el hemisferio sur, parece que nada es importante. Dentro de unos meses, cuando cada ave esté en su sitio de nidificación, nadie escribirá nada sobre la gripe aviaria, las pandemias y los peligros de la naturaleza. La gripe aviaria posiblemente seguirá cobrándose vidas y sin embargo, la histeria habrá cesado y lo único que nos preocupará será lo caro que se está poniendo el pollo.